El cambio climático y la conservación del planeta son de las cosas de las que más se habla últimamente. El mundo está cambiando, es obvio, y, en muchos aspectos, nuestra forma de actuar y consumir también. Cada vez somos más las personas que buscamos alternativas sostenibles para nuestro hogar y que tomamos mayor conciencia de la necesidad de cuidar más y mejor nuestro planeta.
En la Cooperativa llevamos tiempo haciendo cambios en muchos ámbitos, y nuestros socios también. Así que hoy te quiero hablar de este pequeño gran paso que damos hacia la sostenibilidad: el vino ecológico Fuïna. Es un vino que nace del deseo de empezar de nuevo, de tomar mayor conciencia y de transformar nuestra forma de producir para obtener productos más respetuosos con la tierra y el medio ambiente. Así que, en este artículo te contaré todo sobre este nuevo vino ecológico para que lo conozcas y entiendas el porqué de esta transformación en el mundo del vino.
El vino Fuïna es mucho más que un vino y una experiencia enológica excepcional; es también el reflejo de nuestros valores, del respeto por el medio ambiente y de nuestro compromiso con la sostenibilidad.
Este vino nace como una invitación a adoptar una nueva forma de vivir y consumir, donde con cada copa queremos recordarte el poder del cambio y de hacer las cosas con conciencia y amor por el planeta.
Empecemos por el principio, ya que tal vez te estés preguntando por qué este nombre tan curioso.
Decidimos darle este nombre al vino porque la uva ecológica proviene de una finca ubicada en la zona de los Fontanal, donde también se encuentra el barranco de la Fuïna.
Fuïna es como llamamos a la marta (Martes foina) en el Priorat. Es un animal salvaje que habita en zonas boscosas y riberas de ríos; representa la vida salvaje y la naturaleza en su estado más puro. Este pequeño mamífero, con su presencia discreta pero significativa, simboliza la armonía y el equilibrio de los ecosistemas donde habita. Además, como depredador, la fuïna juega un papel esencial en el control de poblaciones de insectos y pequeños animales, contribuyendo a la biodiversidad y sostenibilidad de su entorno.
Así pues, nos pareció que darle el nombre de un animal como este, tan presente en nuestro territorio, reflejaba perfectamente nuestra intención de conectar el vino con la tierra de la que proviene y la vida silvestre.
Ahora sí, vamos a conocer cómo se elabora este vino ecológico. Como te mencioné anteriormente, la uva de este vino proviene de una finca ubicada en la zona de los Fontanals, a pocos kilómetros de Falset. Para esta primera añada, la garnacha proviene de las fincas de Consol Pi, y la cariñena de las de Jordi Perelló, uno de los primeros agricultores de producción ecológica de Cataluña .
Este vino es un coupage de 53% cariñena y 47% garnacha, las variedades más importantes de nuestra región. El proceso de vinificación de la garnacha y la cariñena ecológicas no cambia del de la vinificación de la uva convencional, ya que en ambos casos intentamos intervenir lo menos posible.
Lo primero que hacemos una vez que tenemos la uva en la bodega es dejarla fermentar a una temperatura controlada de 22º, realizando tres remontados diarios, que consisten en mezclar las pieles con el jugo para extraer el color y todas las características propias de cada variedad. Una vez que termina esta primera fermentación alcohólica, la prensamos suavemente y la dejamos para la fermentación maloláctica. Cuando terminan las fermentaciones necesarias, lo trasladamos a barricas viejas de roble francés donde tiene lugar la crianza durante 18 meses. Este paso por barrica sirve para estabilizar el vino, más que para transmitirle aromas.
En todo este proceso, las dos variedades se vinifican por separado y posteriormente las juntamos, es decir, hacemos el coupage.
La particularidad de la uva ecológica es que, como no se puede tratar el viñedo con productos fitosanitarios (solo se le pueden hacer tratamientos con azufre, cobre y algún producto ecológico), la calidad de la uva depende aún más de la climatología, es decir, no siempre podrá soportar una larga crianza. Por este motivo, los meses de crianza de este vino variarán cada año dependiendo del estado de la uva.
Para que te hagas una idea de cómo es catar este nuevo vino ecológico, te daré algunos detalles. Así que, primero, si te fijas en su color, verás que es de un rojo cereza con reflejos violetas, muy limpio y brillante.
Además, cuando lo hueles, desprende aromas de frutas como la ciruela, la frambuesa, la mora e incluso tiene un toque de cítrico maduro. También puedes encontrar algunas notas de regaliz y fruta confitada.
Es un vino que entra muy bien y, en boca, aporta mucha frescura, lo que hace que sea un vino tinto ideal para tomar en épocas cálidas como la primavera o el verano. Además, es de esos vinos que tienen un final muy agradable y te dejan un buen sabor de boca.
Este vino no solo te cautivará por su frescura y calidad, sino que también te sorprenderá con su amplia versatilidad para maridar con diferentes platos. Los platos con los que puedes combinar este vino son muy parecidos a los que combinarías con cualquier vino tinto de crianza corta. A continuación te dejo algunas ideas:
Como puedes ver, es un vino muy versátil y que queda bien, sobre todo, con platos suaves que resaltan sus características únicas.
Como te mencioné, vivimos en un momento en el que enfrentamos tiempos de cambios, pero también de oportunidades. Así que, es hora de pasar a la acción y reflexionar sobre los problemas ambientales. Por este motivo, queremos que veas este vino como un recordatorio de que los pequeños cambios pueden tener un gran impacto y que, juntos, podemos crear un futuro más sostenible.
Al elegir este vino ecológico, no solo estarás eligiendo calidad, sino que eliges un futuro más comprometido y respetuoso con el medio ambiente y la cultura local. Así mismo, promueve los valores cooperativos, la profesionalización de la agricultura, valora la economía rural y el trabajo digno de nuestros agricultores.
Prueba el vino ecológico Fuïna, prueba la sostenibilidad.
La venta de proximidad está regulada y permite identificar a los agricultores catalanes que venden ellos mismos sus productos al público, según el Decreto 24/2013.
